lunes, 14 de abril de 2008

Odio la maquina (¡sí, sin acento!) de café


El café de la máquina de mi oficina está asqueroso. Pero eso no es lo peor.

Ante la máquina del café, una quiere hacerse la simpática con el que está esperando, intenta dar conversación para que no sean tan largos los minutos que pasan hasta que suena el pitido y uno puede obedecer al mandato de la pantalla (EXTRAER). Como en estos casos está ABSOLUTAMENTE prohibido hablar del tiempo, pues uno se pone a hablar del café que la máquina, en ese momento, está recogiendo en los campos de Colombia, está tostando y está moliendo para que el expresso (JA JA) te sepa a gloria (a Gloria igual le sabe a algo, a mí me sabe a caldo de tornillos oxidados).

En conversaciones forzadas ante la máquina del café, es fácil caer en el tópico de “qué haríamos sin el café”, “es el segundo café de la mañana y no consigo despegar las pestañas”, etc, etc. En estas estábamos cuando se produce el episodio en cuestión.

Bajo la opción “café express” está la opción “café largo”, y el que está justo detrás de mí me dice cuando me ve apretar el botón de arriba:

—Si te pides el largo, por el mismo precio tienes el doble de café.

—Sí, ¡y el doble de malo! —le respondo, horrorizada.

—Bueno, el café no está tan mal...

—¡Anda que no! Es bastante horrible, la verdad...

—Pues esta máquina lo muele en el acto. Casi todas las máquinas de café lo llevan molido y se pierde todo el aroma.

—Mmmmm, bueno, no voy a negar que he probado cafés de máquina mucho peores —concluyo amablemente la conversación, por aquello de dar consuelo al pobre diablo que tengo delante, que tiene las papilas gustativas atrofiadas y no lo sabe.

Lo que supe después es que estaba cagándome en el café ante el jefe de administración que se encarga de la máquina y de subministrar sus contenidos. Poco después de esta conversación, el tipo en cuestión cambió el café por otro llamado “justo” y ahora el “express”, que sólo es fiel a su nombre porque la máquina lo sirve muy rápido, lo pagamos (más) caro.

Ya llevo unos cuantos episodios protagonizados ante la máquina del café bastante patosiles y eso me hace pensar que esta máquina se quita el acento en la A y se dedica a maquinar. Para joder al personal, claro.

2 comentarios:

Benjuí dijo...

De todos los programas de Telecinco, los únicos que veo son las carreras de coches y Camera Café, en donde casi nunca se quejan del producto, para mi asombro.
El té que sirven las dichosas maquinitas suele ser bastante más aceptable.

Scarlet Ojala dijo...

Mmmmm, probaré el té al limón, entonces. Espero que este, por eso, no tenga versión largo ni express...