lunes, 27 de agosto de 2007

Presentaciones


Empieza el curso y, aunque en las redacciones de los periódicos ninguna sita pone su nombre en el encerado (mola más que pizarra, eh!) ni aparece un alumno nuevo de intercambio, es el momento de presentarse.

- Hola, ¿qué tal?

- Pues mira, volviendo de las vacaciones. Ya sabes. No me gusta unirme a la masificación de los síndromes postvacacionales, pero algo así es lo que creo que me pasa.

- Ah! Ya pasa... Yo soy la nueva temporada de la radio pública.

- ¿Y te presentas esta semana?

- Sí, y prometo ser la ostia.


Cambie radio pública por teatro de la capital, ciclo de danza o cualquier cosa susceptible de ser presentada. Y es que septiembre no sólo es el mes de las presentaciones, también es el de las promesas. Como las electorales, pero con el subidón de la resaca estival incluído.

jueves, 23 de agosto de 2007

Regreso al cubículo (Segunda Parte)


Desde el Venao, pasando por Los pajaritos y, claro, el Tiburón. La fauna ha protagonizado las canciones del verano de las últimas décadas pero, este año, el rey del calentamiento cerebral no ha sido, ni siquiera, Georgie Dann. Es 'Miracle' (descanse en paz, reza el Obituario REAL), el tiburón que pululaba por una playa de Tarragona hasta que fue capturado, llegó al acuario de Barcelona y murió ante la agonía de media profesión.
Esa es la noticia del verano. Eso es el periodismo.
Yo me hago la maleta y, este fin de semana, me voy al monte. Que aún es agosto y aquí huele muuuy raro.
(Echo de menos al resto del equipo T) Snif!

viernes, 17 de agosto de 2007

Regreso al cubículo (Primera Parte)


Volver de vacaciones nunca es fácil. Porque te puede dar la impresión de que el trayecto es paraíso-infierno, pero nunca viceversa. Sobre todo cuando te plantas en una redacción desértica -el resto del Equipo T está de merecidísimas vacaciones- y tu único contacto con otro ser humano (aunque a veces gruña, dicen que lo es) es a través del teléfono. Entonces te da por darle conversación de más. Y al colgar te das cuenta de que sólo te ha faltado mandarle las fotos de tus vacaciones por mail para convertirte en un chupapópteroenseñaálbumespesadilladespuésdevacaciones.
Desolador

lunes, 6 de agosto de 2007

Hoy quiero confesar...


Yo confieso:

- Que después de casi tres semanas de vacaciones tengo mono. Sí, sí, de trabajar. Que sí, que soy idiota, ya lo se.

- Que he conseguido (aleluya!) desconectar y giro la vista cuando paso frente a un quiosco para no leer ni las portadas de los periódicos.

- Que aun así acabo en el ojo (del culo) de la noticia y si hay inundaciones en Guadix (Granada) pues allí estaba yo ayer.

- Que al grito de ARRR! os envio crónica de los festivales de teatro de Almagro, las noches toledanas en verano, inundaciones y otros desastres naturales (vale Tenerife), las fiestas de Elche y sus quemaduras de tercer grado, la guerra del vino en Jumilla y cualquier otro evento de interés para quienquiera que guste exigirme volver al tajo y salir de una vez de este bucle fiesta-siesta.

- Que las únicas noticias que sigo al dedillo son las deportivas. Los instintos primarios no descansan ni en vacaciones...

- Que ya me he fundido el sueldo de todo el mes (gracias a dios existen los tickets restaurant!).

- Que si hace tiempo que no escribía en este blog era por culpa del alcohol, las tapas que ponen en el sur para acompañarlo, las buenas siestas y las malas resacas.

- Que mis hormonas han atacado a un niño de 20 añitos.

- Que echo de menos las noches en las que mi único estupefaciente eran doce horas de curro sin pestañear. Se suben a la cabeza, lo prometo.

viernes, 3 de agosto de 2007

Entre chips anda el juego


Toda la vida creyendo que los humanos éramos de carne y hueso, con sus venitas, sus músculos, sus órganos vitales y todo eso, y ahora resulta que somos robots —o máquinas—, porque todo el mundo, ante las contrariades, asegura hacer un cambio de chip y todo se arregla.

Por lo que se ve, el chip, cuando te lo cambias, sirve para todo: para amoldarte al ritmo de un nuevo empleo, para soportar que tu pareja te haya dejado por otra, para ponerte de buen humor cuando llueve durante tus vacaciones en la playa o para cenar en casa de tu suegra. El cambio de chip es incluso útil cuando te cancelan el vuelo de un avión o se te rompe el tacón del zapato en plena pista de baile de una boda.

Pero claro, nadie parece haber tenido en cuenta que no somos robots (a lo sumo replicantes de alguien a quien nos gusaría parecernos), sino personas con sangre en las venas. Sangre que bombea un corazoncito (donde se disparan los sentimientos) y que recibe el cerebro (donde nos enseñan a dominarlos). Éste es, de hecho, el único chip que tenemos en el organismo, y yo todavía no he conocido a nadie capaz de cambiarlo por otro.

jueves, 2 de agosto de 2007

¿Quién dijo JA-JA?



En primer lugar, siento mi dilatada ausencia. Supermán no deja de pedirme que haga cosas por él. Oh, sí, chicas, todas sabemos de qué estoy hablando. En fin. El caso es que, aunque como bien dice Scarlet, los periodistas podamos huir de la noticia (aunque las noticias sigan por todas partes, incluido el Polo Norte, precisamente ahora, en tiempos de cambio climático según Michael Crichton), a muchos no nos dejan. Porque si algo tiene esta, por otro lado, apasionante profesión (¿en serio? ¿has dicho apasionante? ¿qué tiene de apasionante sentarse a escuchar a un tipo durante media hora y escribir luego de pe a pa lo que ha dicho? ¿Algún problema? Unos cuantos. Bien, este no es el momento ni el lugar para discutirlos. Oh, claro, perdón), es un sentido de la indecencia que asustaría a una cajera de supermercado. Porque, de muchos es sabido que el periodista trabaja por y para sí mismo, sin ningún tipo de papelucho que le garantice una tranquila existencia (o no existencia, teniendo en cuenta la mínima vida privada que se ve obligado a dibujar entre crónica y crónica y entre cena y desayuno), porque, ¿para qué iba a necesitar él un papelucho? ¿Y vacaciones pagadas? Bah, qué demonios. Qué importa que John Dos Passos las tuviera hace un millón de años, por enviar un par de crónicas a la semana. Irse de vacaciones pasará de moda. Lo hará. Lo hará algún día. Y entonces todos nosotros levantaremos la mano y diremos: JA-JA, como Nelson Muntz. Y nos reíremos del respetable porque todos llegan tarde. Todos menos nosotros, claro. Porque dicen que en la vida todo va y viene, como si en vez de en una pelota azul que da vueltas, estuviésemos montados en un péndulo mágico y estúpido. Así que sigamos disfrutando de aquello que no disfrutan los demás porque están disfrutando en la playa, la montaña o el salón de su casa (como Vila-Matas, que el otro día nos confesó que había abierto una sombrilla en el comedor y se había sentado en el sillón a comer cacahuetes y mirar el mar por la ventana, sólo que el mar le queda un poco lejos, porque vive en la montaña, pero él lo hizo de todos modos). Algún día podremos decir que fuimos los primeros. Y ese día llegará. Asústense, porque llegará. Todo llega y todo se va y todo vuelve a llegar. Maldito péndulo.