jueves, 2 de agosto de 2007

¿Quién dijo JA-JA?



En primer lugar, siento mi dilatada ausencia. Supermán no deja de pedirme que haga cosas por él. Oh, sí, chicas, todas sabemos de qué estoy hablando. En fin. El caso es que, aunque como bien dice Scarlet, los periodistas podamos huir de la noticia (aunque las noticias sigan por todas partes, incluido el Polo Norte, precisamente ahora, en tiempos de cambio climático según Michael Crichton), a muchos no nos dejan. Porque si algo tiene esta, por otro lado, apasionante profesión (¿en serio? ¿has dicho apasionante? ¿qué tiene de apasionante sentarse a escuchar a un tipo durante media hora y escribir luego de pe a pa lo que ha dicho? ¿Algún problema? Unos cuantos. Bien, este no es el momento ni el lugar para discutirlos. Oh, claro, perdón), es un sentido de la indecencia que asustaría a una cajera de supermercado. Porque, de muchos es sabido que el periodista trabaja por y para sí mismo, sin ningún tipo de papelucho que le garantice una tranquila existencia (o no existencia, teniendo en cuenta la mínima vida privada que se ve obligado a dibujar entre crónica y crónica y entre cena y desayuno), porque, ¿para qué iba a necesitar él un papelucho? ¿Y vacaciones pagadas? Bah, qué demonios. Qué importa que John Dos Passos las tuviera hace un millón de años, por enviar un par de crónicas a la semana. Irse de vacaciones pasará de moda. Lo hará. Lo hará algún día. Y entonces todos nosotros levantaremos la mano y diremos: JA-JA, como Nelson Muntz. Y nos reíremos del respetable porque todos llegan tarde. Todos menos nosotros, claro. Porque dicen que en la vida todo va y viene, como si en vez de en una pelota azul que da vueltas, estuviésemos montados en un péndulo mágico y estúpido. Así que sigamos disfrutando de aquello que no disfrutan los demás porque están disfrutando en la playa, la montaña o el salón de su casa (como Vila-Matas, que el otro día nos confesó que había abierto una sombrilla en el comedor y se había sentado en el sillón a comer cacahuetes y mirar el mar por la ventana, sólo que el mar le queda un poco lejos, porque vive en la montaña, pero él lo hizo de todos modos). Algún día podremos decir que fuimos los primeros. Y ese día llegará. Asústense, porque llegará. Todo llega y todo se va y todo vuelve a llegar. Maldito péndulo.

2 comentarios:

Scarlet Ojala dijo...

JA-JA

Marta Luth dijo...

Oye, y en catalán cómo se lee eso? Yaya...