lunes, 10 de marzo de 2008

El misterio de los votos en blanco


No hay quién se aclare con esto del voto en blanco. Yo pensaba que, para que el voto en blanco contara como tal, el sobre debería estar vacío. Y así contenido y continente van a la par. Pero resulta que ayer un amigo empezó a defenderme que un voto en blanco es un papel en blanco dentro del sobre. Un papel, claro está, que él mismo tiene que proporcionarse y traerse de casa, puesto que en los colegios electorales no hay ninguna papeleta en blanco (no vaya a ser que los indecisos, ante las papeletas, se dejen tentar por el color de las nubes en verano).

Intenté explicarle a mi amigo que el voto en blanco no es un papel en blanco, sino el vacío, la nada, dentro del sobre. Pero no se dejó convencer. Y tampoco me atreví a insistir mucho, porque me di cuenta de que para mi amigo, aceptar mi realidad era aceptar que durante diez años ha estado emitiendo votos nulos. Ni blancos, ni negros. Nulos. Pobrecito, qué desengaño.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre darse cuenta de que la realidad de uno no es la realidad de los demás mortales se hace difícil de aceptar, y mas cuando uno lleva tanto tiempo convencido en una cosa.(Terminas creyendo ciegamente en tu realidad, y que esta es la de todos).
La gente se convence de cosas increíbles y para convencerlos de lo contrario casi hay que matarlos e incluso llegan a convencerte alguna vez.

Scarlet Ojala dijo...

¡Me has convencido!

Anónimo dijo...

No creo que seas de las personas que están convencidas, ni de las que se dejan convencer.

Alberto Ramos dijo...

Has dado en el blanco.

Benjuí dijo...

Ni idea.
En la vida se me ha pasado por la cabeza votar en blanco.
Con lo que hay "al otro lado", ni ciega, vamos.

errante dijo...

jajajaja