jueves, 22 de marzo de 2007

Abajo las comas separatistas

El sujeto y el predicado es el único matrimonio que no pueden separar ni Dios ni la muerte. Su alianza es el verbo (siempre está, incluso cuando no se escribe) y nada, absolutamente nada, puede corromper esa unión. Entonces, ¿por qué hay gente que se empeña en poner una coma entre el sujeto y el predicado?

Estoy leyendo en estos momentos '1984' de George Orwell (sí, lo sé, ya era hora) y me horroriza pensar que al corrector de la traducción no le dolieran los ojos al pasarlos por las frases (despedazadas, claro está). Encontrarse una coma entre el sujeto y el predicado es como ver a una familia desestructurada y rota, desunida.

Me parte el corazón cuando una coma parte una frase. Y en ese libro en cuestión eso pasa unas tres o cuatro veces en una misma página. De ahí mi indignación. No se tratan de comas perdidas, que han sabido camuflarse, son como un ejército dispuesto a romper lo único irrompible. Y lo han conseguido.

Visto lo leído, a partir de ahora os podréis encontrar titulares en los periódicos del estilo 'Rodríguez Zapatero, logra la paz en Euskadi' o 'Rajoy, es feliz y deja de pegar la brasa' o 'El aeropuerto del Prat, tendrá vuelos transoceánicos'. Chirría igual que leer en este post 'Famosas en pelotas', pero me han recomendado que lo haga, para que nos lea más gente. Lo siento por los que hayan llegado hasta aquí con la intención de verle las tetas a Elsa Pataky.

1 comentario:

senilDion dijo...

"tetas" y "Elsa Pataky"

¡Qué grande!!!!! (con muchas exclamaciones)

Me lo apunto.