jueves, 31 de enero de 2008

Eso es una metáfora y el resto son tonterías


Estaba yo el otro día con uns amigas hablando pues, eso, de lo típico que hablan las mujeres cuando beben, de lo complicadas que son las relaciones y bla bla bla. En concreto, una de ellas estaba hablando de su enamoramiento. Resulta que nunca antes había estado enamorada y se descubría pensando en su amado todo el día, mirando al móvil constantemente y enfadándose si él no estaba pendiente de ella en todo momento... Acababa de descubrir, en definitiva, que el enamoramiento es una arma de doble filo: por un lado, te hace flotar y, por el otro, te puede hundir, sobre todo si te obsesiona la idea de que tu amado puede dejarte. Ella se encontraba ante ese abismo.

Nosotras intentamos explicarle que el problema lo tenía ella, porque él no había dado en ningún momento señales de abandonamiento y, en cambio, ella estaba insegura y obsesionada. Pero le costaba verlo.

Después de trescientas cervezas, a una le vienen ganas de ir al lavabo, claro. Y una de las amigas se fue al baño. Al regresar, dijo, mirando fijamente a la amiga obsesionada: “Tengo una metáfora muy buena que creo que te servirá. En ese lavabo hay un espejo delante de la taza del váter y te ves meando”. La aludida pareció no entender nada. Y yo añadí: “Vaya, que por primera vez te ves a ti misma en esa posición ridícula de mear medio de pie para no sentarte en la taza. Y te das cuenta de que es así como te vería cualquier persona si entrara en el lavabo en ese momento”.

Yo creo que es una metáfora muy buena. Y creo también que todos deberíamos ir con un espejo encima, para poder vernos desde fuera en todo momento. A veces los amigos hacemos de espejo e intentamos que nuestros amigos se reflejen en él y se vean desde otra perspectiva, pero no siempre lo conseguimos.

Yo, por si acaso, me he quedado con la dirección del bar, para recordarme que a veces podemos llegar a hacer tonterías sin darnos cuenta, porque no nos vemos.

3 comentarios:

humo dijo...

Tal cual.
Les ocurre a muchos hombres, también: no saben ser felices.

Anónimo dijo...

Su acarreáramos un espejo cada día, no saldríamos de casa, porque muchas de las cosas que hacemos nos harían sentir ridículos. Es mejor vivir sin espejo.

Marta Luth dijo...

Si tus ojos son espejos y miras a quien también tiene espejos en los ojos, entonces ves el infinito.