viernes, 9 de marzo de 2007

Callejeros


Ignoro por qué la gente se empeña en llenar las iglesias por las mañanas. Si hay algún remanso de paz hasta las cuatro de la tarde en algún sitio, está en las redacciones de los diarios.

Llego pasadas las doce, vengo de una rueda de prensa, pienso que las ruedas de prensa no deberían de existir, mi pereza agradece de todos modos la existencia de las ruedas de prensa. En la sección de deportes no hay nadie. Pero eso es porque ayer se quedaron hasta muy tarde por la noche, alguien jugaría. No sé quién ni en qué deporte.

En la sección de local no hay nadie, pero es porque en esta ciudad perfecta nunca pasa nada digno de mención; las obras que destripan las calles están tan bien reguladas como el tráfico, y no hay semáforos rojos a ningún tipo de comisión. Las tuneladoras de los metros funcionan con normalidad, aunque una de ellas lleve unos meses detenida justo debajo de donde hubo una explosión de gas que hizo saltar una vida por los aires; como está bajo tierra, nadie la ve. Y lo que permanece visible (andamios en los que los paletas se mueven sin arneses, precios indecentes colgados de los pisos) a nadie le importa. En fin, no trabajo en local y no puedo escribir sobre ello.
En la sección de política no hay nadie, pero imagino que estarán todos en el Parlamento, en el Senado (o allí donde estén los políticos haciendo política) tomando notas. Luego los redactores transcribirán lo que los políticos han dicho, y cambiarán alguna coma, o cortarán el final de alguna frase, para que sus discursos sean más potentes y puedan aparecer anunciados en portada. Convertir un discurso en un eslogan es divertido. Y creo que a eso se le llama periodismo.

En la sección de cultura no hay nadie, pero eso es porque las presentaciones de libros y programas teatrales, y las ruedas de prensa que se adelantan a las inauguraciones, y -en fin- las entrevistas en general, siempre son por la mañana. Bueno, eso es lo que ellos dicen.

En la sección de comunicación no hay nadie. En maquetación no hay nadie. En municipal no hay nadie. En nacional no hay nadie. En servicios no han nadie. En economía no hay nadie. En opinión no hay nadie (pero es que ellos trabajan desde casa). Sólo estamos en la redacción los de publicidad, el segurata, la secretaria y yo. Y el director, claro, muy satisfecho porque el hecho de que no haya nadie delante de su ordenador es una prueba irrefutable de que está haciendo su trabajo.

De todos es sabido que el buen periodista curra en la calle.

3 comentarios:

Ana C. dijo...

Bueno saberlo.

Anónimo dijo...

El buen periodista curra. Y punto.

Anónimo dijo...

y que hacías tu en la redaccion si sabes eso? :)