domingo, 25 de marzo de 2007

El señor Princesa


Un periodista no descansa nunca. Puedes pasarte cuatro días en el extranjero con todos los gastos pagados, pero a cambio tendrás que informarte muy bien y escribir unos cuantos artículos en condiciones extremas; desde ponerte a redactar a las cuatro de la madrugada si has traspasado la franja horaria, hasta colocarte en el cuarto de baño de un bar porque es el único sitio en la ciudad donde la tarjeta de Teléfonica consigue conectar tu portátil a Internet.

Sueles volver de estos viajes agotada, con ganas de llegar a casa (o sea, la redacción), de donde no debiste salir nunca. Y aunque ya estés en el avión -incapaz de pegar ojo pese al cansancio-, todavía puede ocurrir algo que te mantenga alerta.

Las palabras que ayer noche me destaparon los oídos fueron: "Ojalá sólo se tratara de un 3%". "Lo malo de las comisiones es que hay que tener con qué pagarlas, y las chapuzas salen demasiado caras". "Dentro de 15 o 20 años estallará la burbuja de la pobreza". "Verás cuando llegue a España el comunismo laboral". "Los que hoy no dan ni golpe trabajarán como chinos para los chinos". Pura carne de vaca.

Al aterrizar, me di media vuelta, y agradecí a los dos señores que habían estado hablando a mis espaldas que hubieran amenizado mi viaje de regreso y me hubieran brindado posibilidades para titular. "¿Eres periodista?", preguntaron, y uno de los dos se encogió de hombros: "Bueno, peores cosas se han visto". Luego lo medioarregló: "Yo soy empresario".

Ya en la jardinera que nos arrastraba por las pistas hacia la terminal, el segundo hombre se acercó a otras compañeras y a mí para interesarse por nuestras respectivas edades y nuestro estado civil. Le pregunté: "¿Cuál es su negocio?". Él dijo que el textil. Acto seguido, nos hizo un gesto para que nos acercáramos un poco más: "Seguro que habéis sido mis clientas sin saberlo". Y ya en plan confidente: "Soy el inventor de las braguitas Princesa".

A mí eso, la verdad, me preocupó. Ese hombre o es un visionario, o un negociante de puta madre. Porque, vamos a ver, hay dos posibilidades: o creó una lencería apta para nuestra colega Letizia y le puso la marca Princesa porque ya sabía que su diseño era digno de la realeza; o, de algún modo, sedujo a nuestra excompañera de trabajo para que enseñara púbicamente su obra maestra (qué mejor espónsor para unas braguitas).

Sinceramente, prefiero mil veces el segundo caso. El primero convierte al empresario en un hombre adelantado a su tiempo, capaz de ver más allá y de convertir un trozo de tela en toda una metáfora. Si ese hombre supo que sus bragas acabarían siendo dignas de una Princesa, la conversación que tuvo ayer en el avión también puede cumplirse algún día. Y ahí está el globo de la pobreza, y el más del 3%, y el futuro laboral comunista.

Para tranquilizarme, pensé que yo también tuve unas Princesa. Y nada que ver con la realeza. Pese a la profesión de Letizia.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que ella es la princesa del pueblo o no lo sabías?

Anónimo dijo...

Fantástica entrada. Felicidades sex luthor. Si la mitad de lo que cuentas fuera verdad, sería la mitad de bueno. Así que felicidades por tu desbordante imaginación

Marta Luth dijo...

Pero, anónimo2: ¿Cómo pones en duda la palabra escrita de un periodista?

En el encuentro casual con el diseñador de Princesa había otros cinco redactores presentes. Si necesitas las tres fuentes del código deontológico, pregunta en los diarios.

Anónimo dijo...

Perdona pero ¿un periodista es una fuente? Lo que se aprende en este blog.

Anónimo dijo...

Tengo una duda. Un lector debe contrastar lo que lee? El que lee es también periodista? Debo exigir a los diarios que me paguen por leerlos en vez pagar yo? Qué guay. Soy periodistaaaaaaaaaaaa

Marta Luth dijo...

Anónimo 3: Sí, un periodista es una fuente. De frustraciones. O de sorpresas, o yo qué sé de qué.

Anónimo 4: Oh, perdón. Creí que tú también eras periodista. Será porque siempre estamos pensando en nosotros mismos y en nuestro trabajo.

Maldito egocentrismo profesional.

Anónimo dijo...

Yo, anónimo4, periodista no soy, pero tú inteligente lo eres un rato. Soy un embrión de periodista, osea un becario.

Anónimo dijo...

El periodismo es una fuente de placer a mi modesto entender...

Scarlet Ojala dijo...

Anónimo 5: Creo que eres sadomasoquista...