viernes, 14 de diciembre de 2007

Cinco briconsejos para fabricar una cómoda alcoholemia

El sarao de anoche da para muchas conclusiones:
  1. Los intelectuales son unos maleducados. Los hechos: cinco personas diferentes me pidieron fuego y se marcharon sin dar ni las gracias. Nadie respetaba la comida en mesas ajenas, aparecida allí por el divino azar. La premisa: la educación no se lee.
  2. Los intelectuales son feos. Los hechos: en toda la fiesta sólo encontramos a un señor digno de ser admirado por su físico. Pero era guiri y no pudo demostrar su inteligencia. La premisa: las gafas de pasta no embellecen.
  3. Es fácil colarse en una fiesta de intelectuales. Los hechos: en la puerta nos preguntaron: "¿venías a la fiesta?". La premisa: ante la duda, la respuesta siempre es "sí".
  4. Los camareros no son de fiar. Los hechos: cuando pronuncié la frase "no sé, ponme lo que quieras" una música de fondo anunciaba que, en el aire, se mascaba ya la tragedia. La premisa: si un barman tiene un cóctel especial con su nombre, te voltea.
  5. Observar el animalario cultureta es un placer. Los hechos: Desubicadas, Scarlet y yo decidimos sentarnos a mirar el pulular natural de la jungla. Resultó que nada era casual. La premisa: cualquiera que se te aproxime en una fiesta de intelectuales tiene un plan.

3 comentarios:

Marta Luth dijo...

Jojojo, ahora sólo falta mi versión...

humo dijo...

La fiestas con un ratio de intelectuales demasiado alto ya son infumables, no digamos las que organizan ellos...

Anónimo dijo...

Habéis probado el polo opuesto? Una fiesta de gañanes?
3 de cada 4 chistes (siempre hay ronda de chistes) es de temática "animales y granja".