miércoles, 28 de febrero de 2007

Becarias para siempre

Somos tan monas como Becky




Todas somos Mónica Lewinsky. Y no porque hayamos... en fin!, no porque hayamos chupado del bote para llegar hasta aquí. Y sí, digo "chupado", y no, "del bote" no quiere decir lo que crees. Simplemente, eso es lo que pone en nuestros respectivos contratos.

Por deferencia a mis colegas, no detallaré el año en el que fuimos concebidas, pero digamos que más de una flipó con el hecho de que Naranjito fuera de color naranja. Es decir, que llevamos algún que otro lustro en la profesión.

Hemos servido cafés (personalmente a Pujol y Maragall, que una tiene caché), hemos trabajado a la vez que estudiábamos (de hecho, estudiábamos en las horas de trabajo), hemos esperado a los famosos en el aeropuerto y hemos repiqueteado los horarios de las farmacias. Todo por el módico precio del amor al arte (que no se sabe de dónde coño sale, pero es lo que hay).

Y un buen día nos dijeron: "Eh, te lo has currado, voy a regalarte un contrato".

Recuerdo aquella firma como lo más importante que he hecho en toda mi vida. Tantos años escribiendo a pulso y a máquina y a ordenador y como fuera, registrando para siempre las palabras de otros, y delante de ese papelote no me acordaba ni de mi nombre. Me temblaba la mano, se me secaba la tinta, pero lo hice. Firmé con los ojos cerrados. Me casé con el periodismo.

Eso nos dijeron, que por fin seríamos reconocidas como periodistas. Un rumor propio de nuestra profesión.

Al abrir los ojos, vi que ese contrato me avalaba como "auxiliar de redacción". Lo que, en palabras exactas, equivale al concepto de BECARIA.

Me han regalado dos o tres contratos de ésos, siempre he tenido que implorar para conseguirlos y he besado de emoción a la administrativa después de firmarlos. Pero nunca, nunca, nunca he hecho lo que hizo la Lewinsky.

Por eso me pregunto por qué me siguen tratando como si fuera ella. Eternamente.

1 comentario:

blogservador dijo...

Sólo me apena que este blog sólo será rescatado de aquí muchos lustros por periodistas del futuro como un manual de la profesión y vosotras no sé si vivireis para verlo.