miércoles, 28 de febrero de 2007

Malos rollos en cadena

Como la gestión de las responsabilidades está repartida con el mismo buen ojo que las fronteras africanas, resulta que si alguien falta en la redacción caen todas las piezas. Bueno, sólo algunas, aquellas que han sido concebidas para que, pase lo que pase y en la sección que pase, les afecte.

Da igual que el jefe de deportes se ponga enfermo, o esté con Curro en las Bahamas, y que tú ese día escribas sobre arte tailandés. Acabas, no sabes cómo, analizando los pormenores de la opa de Eon, Enel o lo que sea...

Pero eso no es lo importante del caso. Lo realmente determinante es que ese efecto dominó te acaba poniendo de malas pulgas, en el mejor de los casos, o más deprimida que una coliflor mustia, en el peor. Y si en la misma mesa coinciden ambos estados emocionales, y otros tantos que pululan sin sentido por los alrededores, el mal rollo llega rodado.

Pues eso, que hoy las miembras casi ni nos hemos mirado a la cara. Pero vendrán esos días mejores que justifiquen que, cada día, te desvivas por esta profesión.

¿No?¿no?¿no?