martes, 13 de febrero de 2007

No beberás



Uno de los lugares más frecuentados de la redacción es el cuarto de baño. Digamos que, según las nuevas leyes sanitarias, allí también está prohibido fumar, pero menos. Basta con que abras la ventana, no dejes ceniza en el lavabo y evites lanzar la colilla a la papelera para que nadie (al margen de directivos y gerentes) se queje. Directivos y gerentes no se quejan. Ellos amenazarían con despedirte... si supieran quién eres, maldito fumador.

Otro de los lugares más frecuentados de la redacción es la máquina de los cafés. Pero llamar café a esa cosa que sale a borbotones de color marronuzca es insultar sin piedad al pobre Juan Valdez. Los periodistas tenemos la obligación de ser exactos: llamémosle a esa cosa... veneno.

Veneno porque es adictivo y, además, mata.

Los días que tenemos suerte, esa cosa mata dulcemente (sobre todo si pones la opción de Capuccino Club superdulce, que es apretando cuatro veces el botón de "muy dulce"). Los días que tenemos una suerte de perros, esa cosa mata de puro asco.

Entonces es un horror, porque a uno de los redactores jefe (que tienen estómago) le dan arcadas, pero un becario no puede soportarlo, y a veces se retuerce debajo de la máquina y otras vomita directamente sobre la moqueta y como las náuseas son contagiosas, todo el mundo se pone a vomitar y el diario se convierte en un desastre. (eso se nota en la publicación del día siguiente)

Tanto es así, que nadie se atreve a ser el primero en sacarse un café de la máquina. Todos miran de reojo a ver quién tiene los esos de acercarse, y alguno incluso pregunta de vez en cuando: "¿Ya lo habéis probado?".

Hace unos meses, un alma solidaria colgó un cartel en la máquina de los cafés: "Hoy sale especialmente asqueroso". Desde entonces, en la redacción todos vivimos mucho más tranquilos.

3 comentarios:

Marta Luth dijo...

Alguien se tomó la notita de la máquina de cafés como si fuera el post de blog, y añadió un comentario:

"Y tú que lo bebas"

Anónimo dijo...

La vida a veces, puede ser dulce y otras amargas, pero como ibamos a disfrutar de los momentos dulces sin antes no haber probado ese sabor amargo que nos dejan los vomitos matinales.

El veradero Peter Parker

Peter Parker dijo...

Prefieron probar las amarguras de la vida con un mal polvo, mira lo que te digo, que con un café tan sumamente asqueroso.

Ps. Tú NO eres Peter